Como cada día estaba
escribiendo en mi habitación, buscaba algo que me diese alguna idea, algo, no
se por muy pequeño que fuese, algo. Tenía que acabar el libro en 2 semanas y
todavía no tenía nada. Ni una idea, nada!!!!. La mente en blanco. Decidí salir
a la calle para ver si así me despejaba y me inspiraba. Vagué durante no sé
cuantas horas por las calles de mi ciudad y sin saber cómo, ni cuando me
encontré en la playa. Absorto en mis pensamientos caminaba por ella sin fijarme
en nada... Bueno si me fije, en ella. Estaba jugueteando con unas conchas.
La verdad era la chica más guapa que había
visto en mucho tiempo (toda mi vida). Me quede absorto viendo como su pelo
grácil era mecido por la brisa. Como aquel rubio celestial cambiaba de
tonalidad para convertirse en un rojo roble. Yo creí que estaba viendo
visiones, pero no. No era así. Mire a mí alrededor para ver si alguien más
había visto lo mismo que yo.
Fue entonces cuando me di
cuenta que estaba solo y que el sol se había ocultado lentamente dando paso a
la oscuridad. Pero a ella la daba igual. Seguía allí cogiendo conchas, las
miraba, luego cogía otra la arrullaba en su regazo como si fuera un niño, y no
lo importaba nada. Yo de mientras allí parado como una estatua sin saber qué
hacer... Si acercarme o quedarme quieto observando aquella maravilla de la
naturaleza.
Pasaron varios minutos o
quizás fuesen horas, no lo sé pues había perdido la noción del tiempo. Y decidí
por fin acercarme a ella. Di un paso y luego otro, hasta situarme a escasos 2
metros de ella. Fue entonces cuando se percató de mi presencia. Se levantó y me
miró con aquellos ojos intensos y penetrantes, que irradiaban miedo.
- Per...perdo...- No puede acabar la frase ya
que salió corriendo hacia la orilla introduciéndose en el mar. Yo la seguí
corriendo gritando - ¡No lo hagas!, ¡A dónde vas!, ¡No quiero hacerte
daño!¡espera! - Pero ella parecía que no me hacia caso y se introdujo más y más
hasta desaparecer en las profundidades. Cuando me quise dar cuenta de la
situación en la que me encontraba yo, ya no había remedio. Con el agua al
cuello. Intente ganar la orilla pero la fuerte resaca reinante me introducía
mar adentro.. Lo último que recuerdo es el frío del mar, un túnel de oscuridad
y una luz al final de ella. Una luz que irradiaba calidez y paz. Y una voz en
mi interior que decía - Todavía no ha llegado tu hora...
Cuando desperté, estaba en una habitación de
hospital...
- Como he llegado hasta aquí? - pregunté conmocionado
y desorientado.
- Te trajo esta bella chica que está aquí sentada a su lado. - y señalo al otro
lado de la cama donde estaba ella. Era ella. La misma de la playa.
-Pe..pe..- no me dejo acabar la frase me apoyo
un dedo suavemente en mis labios.
- Ahora duerme y descansa, lo necesitas. - Su
voz sonaba sensual y tranquilizadora. A lo cual yo no me pude resistir al
extraño sopor que me invadió y me quede dormido.
Esa fue la última vez que
la vi. Ahora todas las noches voy a la misma playa esperando encontrarla de
nuevo. A encontrar a mi amor perdido. Se que algún día volverá y mientras yo la
esperare aquí en la playa. El lugar de encuentro. Sé que volverá y aquí estaré
yo. Por los siglos de los siglos esperando el retorno......
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