Era una tarde soleada de primavera. La temperatura era la ideal, ni mucho calor, ni tampoco mucho fresco. Estaba sentado en un banco y tan solo quería relajarme. Me gustaba ver a los niños corretear de un lado a otro, me hacían gracia sus comentarios. Estaba absorto en mis pensamientos cuando la vi aparecer ante mí. Al principio tan solo pude
distinguir su figura recortada al contraluz y se fue acercando lentamente hacia donde yo estaba, hacia mi banco. Su rostro fue apareciendo poco a poco. Y empecé a distinguir sus dorados y largos cabellos, sus bellos y profundos ojos azules, Toda ella parecía salida de un cuento de princesas. Irradiaba hermosura por todas partes.
Con
mucha gracia en sus movimientos se sentó a mi lado. Me miro fijamente y luego
volvió su vista hacia delante fijándose en la nada. A mí me temblaba todo.
Había sentido un escalofrío de placer por todo el cuerpo y mi corazón galopaba
alocadamente. Tenía la necesidad de hablarla, de decirle lo maravillosa que
era, pero no me atrevía. Sabía que no iba a conseguir pronunciar ni una
palabra. Una gota de sudor por el nerviosismo me recorrió la mejilla. Ella como
si hubiese adivinado mis pensamientos me miro esbozo una dulce sonrisa, a la
cual yo la conteste con una sonrisa nerviosa. Sabía que la había fastidiado,
ahora ella podía pensar que yo era un lerdo. Pero me sorprendió. Con su dulce
voz me dijo – tranquilo no pasa nada – intentaba que me tranquilizase. Algo que
yo no iba a conseguir.
Después
de varias horas de charla que a mí me parecieron minutos. Por fin me conseguí
lanzar. Sabía que podía resultar una locura. Pero me armé de valor y le ofrecí
mi corazón. Ella me miro sorprendida y lo acepto. Y me susurro - Por y para
siempre tu corazón será mío y no me lo quitara nadie - Me quede un poco
extrañado ante tal frase, pero dado mi estado de locura por amor no le di mucha
importancia.
Nos levantamos al fin del banco caída ya la
tarde y me pidió que la acompañase, a lo cual yo acepte con mucho gusto. Tras
andar por varias callejuelas por las cuales la luz había dejado paso
paulatinamente a una terrible oscuridad.
Note un cambio en ella. Sus rasgos cambiaban.
Reaccione tarde al darme cuenta que detrás de tanta belleza se escondía un alma
terrorífica y maléfica.
Comencé una alocada carrera hacia la luz. Corría
sin cesar. Sin volver mi vista. Siempre fija. Y detrás siempre el eco de su voz
diciendo que por mucho que corriese ese corazón ya era suyo… - Jajajajaja... -
su risa era tenebrosa. Y entonces ella cerró su mano en el aíre, destrozando
así mi corazón.
Allí me desplomé con una lágrima rodándome por
la mejilla. Mirando al vacío. Vi mi
cuerpo se inerte en el suelo, sin vida al haberme quedado sin su motor, sin el
corazón destrozado por aquel alma sin piedad. En aquel oscuro callejón.
Y esa es la terrible historia de mi único y mal
afortunado amor, que os cuento desde mi purgatorio, para que vosotros que aun
estáis con vida no cometáis mi mismo error. Y ahora me voy a descansar en paz.
Que la vida os aguarde por muchos años en su seno.
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